sábado, 28 de abril de 2012

Nota informativa: Día del libro Vs. Guerra Crimen


Queridos amigos, editores, periodistas, escritores:

Adjunto un boletín en word, que emito en calidad de editor independiente (Ediciones Morbo, Revista Morbo, con sus respectivas nomenclaturas nacionales e internacionales asignadas: radicalización de sello editorial, Reserva de Derechos, ISSN, etc.), y como escritor de poesía, narrativa y ensayo. Esto en cuanto a la celebración del Día Mundial del Libro, deseando sea de su interés la postura que aquí asumimos.

Para prevenir y combatir crimen y violencia –José Landa
En educar, editar, leer, deben invertir los gobiernos

En el marco del Día Mundial del Libro, que conmemoró participando en un maratón de lectura en la ciudad de Campeche, el escritor José Landa sostuvo que los gobiernos de México y el mundo de ben invertir en educar, editar y leer como una forma de prevenir y combatir el crimen y la ola de violencia que azota a la humanidad.
El autor de Tribus de polvo nómada (Editorial Renacimiento, Sevilla 2011) y Ciego murmullo de ciudades portuarias (Ministerio de Cultura de Guatemala, 2011), dijo que “los gobiernos en términos generales tienen claro que es mejor prevenir que lamentar, y así lo vienen haciendo en lo relativo a salud, prevención del delito, derechos humanos, entre otros rubros, pero necesitan invertir más de lo que hacen en Educación, arte y cultura” pues, aunque en el primero de estos tres dicen dedicar amplios recursos “necesitan reenfocarlos, e impulsar la industria editorial y el fomento de la lectura”.
El escritor campechano dijo que las grandes empresas transnacionales, editoras de libros, “no están pensando, en su mayoría, en contribuir al desarrollo de la literatura ni de la educación –mediante buenos libros–, la sensibilización, de la sociedad en todos sus estratos, sino simplemente a vender, vender y vender”, y eso “no genera beneficios colectivos sino puramente individuales,  y con obras muchas veces de mala calidad, pero ligeras para digerir”.
Por ello, apuntó el ganador de premios como el “José Gorostiza (Tabasco1994)” y “Cardoza y Aragón (Guatemala 2010)”, es necesario “que se impulse la continuidad y crecimiento de la pequeña y mediana industria editorial que, más allá de la pura venta en sí misma del producto cultural, le apuesta a la calidad la posibilidad de sensibilización del lector a través obras ricas en estética y contenido”.
El también director de Revista Morbo –Sociedad, arte y culturas híbridas– expuso que los grandes corporativos transnacionales “tienen acaparados y condicionados los canales de distribución que permiten la llegada a un mayor público lector”,  así como los precios, precios, ofertas y financiamientos del ramo que les permiten incrementar sus tirajes, a decenas de miles, mientras que el pequeño y mediano editor no, y debe limitarse a tiradas cortas de mil a 2 mil ejemplares por título, y con apenas un centenar de puntos de venta en promedio, sin contar el deficiente sistema de la red nacional de bibliotecas del gobierno federal, y las bibliotecas estatales, municipales, que no cuentan con personal ni mecanismos de catalogación para actualizar sus “stocks” de libros abiertos a la consulta del público.
Por eso es necesario que el gobierno invierta o co-invierta junto con el pequeño y mediano editor de cualquier geografía, fomente la apertura de canales de distribución, la modernización de bibliotecas, adquisición de lotes para universidades y otras instituciones educativas, entre muchas otras “formas de impulsar la industria del ramo y reenfocar recursos destinados a educación, así como aumentar lo poquísimo que se destina a cultura”. 

POSTURA COMPLETA PARA QUIENES GUSTEN LEERLA:


POSTURA DEL ESCRITOR Y EDITOR INDEPENDIENTE JOSÉ LANDA EN RELACIÓN CON EL DÍA MUNDIAL DEL LIBRO Y EL DERECHO AUTORAL.

A LA OPINIÓN PÚBLICA, A LOS MEDIOS MASIVOS:


Para prevenir y combatir crimen y violencia
Los gobiernos deben invertir en educar, editar y leer

Por José Landa

En una más de las conmemoraciones que felices, ni tardas ni perezosas, las instituciones oficiales, corren a celebrar, los ciudadanos relacionados con el tema del libro y el derecho autoral, como si éstos estuvieran desligado de los seres humanos, a nuestra vez relacionados con el espectro económico, político y editorial.
Estos seres humanos somos nada más y nada menos que las y los escritores, las y los editores siempre de la mano con los lectores, y más allá de la voracidad empresarial que controla y limita el ámbito del libro en el mundo.
La crítica: los gobiernos del mundo (y esto incluye al mandatario mexicano Felipe Calderón) están demasiado ocupados sosteniendo presuntas guerras contra el crimen organizado, contra el narco, contra la delincuencia en todos sus niveles, destinando recursos importantes, y dejando a educación y sensibilización intelectual, así como a cultura (pero sobre todo a los dos últimos puntos), recursos insuficientes y a veces ridículos.
Las grandes transnacionales editoriales y mediáticas parecen querer imponerse a la hora de decidir qué se lee, qué se reflexiona masivamente, en México e Iberoamérica, más allá de preocupaciones estéticas, sociales, educativas o políticas de beneficio común porque sólo les preocupa vender, vender y vender, no importa qué ni a quiénes, imponiéndose la impersonalización y el egoísmo como lacra de nuestro tiempo. Pero el resto de la sociedad involucrada no puede permitirlo, es nuestro caso. Así fue como decidí, en mi caso participar en el difícil y reñido ámbito de la industria editorial independiente.
En el mismo tenor de crítica, el gobierno destina recursos a educación que se vayan mayormente a burocracia, y un menor porcentaje en mejoramiento de la calidad educativa, y casi nulos en la implementación de herramientas alternativas o experimentales para fomentar una sociedad más reflexiva, crítica, sensible. Y ya ni se hable del rubro cultural y artístico porque a los políticos enquistados en el poder político no parece importarles mucho lo que suceda más allá de su continuidad en dicho poder. Del empresariado hay poco que salvar, su meta es simplemente vender, y utilizar, en todo caso, los beneficios fiscales que le representa el menudísimo apoyo al desarrollo cultural, educativo, artístico.
La propuesta no es otra que instar a los gobiernos de todos los niveles a invertir para que la sociedad adquiera otro rumbo, no este donde se combate la violencia, el crimen, cuando estos ya han crecido a niveles estratosféricos, y le representan a los poderosos oportunidades para amedrentar a los ciudadanos y tenerlos sometidos con el presunto combate a la delincuencia organizada. No olvidemos que los pueblos cultos, educados, sensibles, tienden menos a la violencia.
Por eso opino que los gobiernos de México y el mundo de ben invertir en educar, editar y leer como una forma de prevenir y combatir el crimen y la ola de violencia que azota a la humanidad. Ellos, cuando menos en términos generales tienen claro que es mejor prevenir que lamentar, y así lo vienen haciendo en lo relativo a salud, prevención del delito, derechos humanos, entre otros rubros, pero necesitan invertir más de lo que hacen en Educación, arte y cultura pues, aunque en el primero de estos tres dicen dedicar amplios recursos, necesitan reenfocarlos, e impulsar la industria editorial y el fomento de la lectura.
Las grandes empresas transnacionales, editoras de libros, no están pensando, en su mayoría, en contribuir al desarrollo de la literatura ni de la educación –mediante buenos libros–, la sensibilización, de la sociedad en todos sus estratos, sino simplemente a vender, vender y vender, y eso no genera beneficios colectivos sino puramente individuales,  con obras muchas veces de dudosa o mala calidad, pero ligeras para digerir.
Debe impulsarse la continuidad y crecimiento de la pequeña y mediana industria editorial que, más allá de la pura venta en sí misma del producto cultural, le apuesta a la calidad la posibilidad de sensibilización del lector a través obras ricas en estética y contenido.
Los grandes corporativos transnacionales tienen acaparados y condicionados los canales de distribución que permiten la llegada a un mayor público lector,  así como los precios y ofertas en material de producción, y financiamientos del ramo que les permiten incrementar sus tirajes, a decenas de miles, mientras que el pequeño y mediano editor no, y debe limitarse a tiradas cortas de mil a 2 mil ejemplares por título, con apenas un centenar de puntos de venta en promedio, sin contar el deficiente sistema de la red nacional de bibliotecas del gobierno federal, y las bibliotecas estatales, municipales, que no cuentan con personal ni mecanismos de catalogación para actualizar sus “stocks” de libros abiertos a la consulta del público.
Es necesario que el gobierno invierta o co-invierta junto con el pequeño y mediano editor de cualquier geografía, fomente la apertura de canales de distribución, la modernización de bibliotecas, adquisición de lotes para universidades y otras instituciones educativas, entre muchas otras formas de impulsar la industria del ramo y reenfocar recursos destinados a educación, así como aumentar lo poquísimo que se destina a cultura. 
Es necesario leer, y ayudar a que los demás lean, como forma de sensibilización, de desarrollo humano, y la sociedad, junto con sus gobiernos, debemos trabajar en ello.

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