A la espalda de Dios
En el principio era el Verbo,
Y el Verbo era con Dios,
y el Verbo era Dios…
Juan 1.1
Y el Verbo era con Dios,
y el Verbo era Dios…
Juan 1.1
Según el cristianismo neoplatónico, Dios es redondo, esférico, sin principio ni fin… Según nosotros, por lo menos tiene espalda… y sabemos dónde está…
La conocemos, nos regodeamos en ella, la disfrutamos por una noche como se gozan las pieles de comercio…
Tengo su recuerdo impreso en mi memoria, cual facsímil de santa editorial. Aquella espalda que nos recibió en la víspera como neófita cohorte de fieles escritores…
Porque somos eso… fieles escritores que repiten la experiencia del trajín, zarandeo, vaivén, traqueteo…
La noche caía a paso lento, en libre suspensión de la realidad, mientras nosotros, los trajines, llegábamos a nuestra cita… antes o después, unos u otros… y al final, todos los que fuimos, aunque no todos los que somos…
Un rostro de novedad entre los recientes conocidos, voces ya escuchadas y algunas por escuchar…
Al principio, la divagación sempiterna del que se cree, se siente, se sabe con talento para la pluma, pero que no puede mostrarlo hasta no decidirse a trajinar. Es el comienzo… que vislumbra ya uno de sus finales, no por acabarse, sino por saber donde se quiere terminar… Todos en la misma senda, aunque no en los mismos pasos.
Con el tiempo a cuestas fueron respirando cada una de las voces… hasta exhalar interesante algarabía de los primeros versos. Esos que entablaron la primera disputa y sus respectivas conclusiones: no hay intento vano si lo seguimos con trabajo…
Por fin tuvo lugar la creación, la misma que nos reunió en esta religión de palabra, que nos conmina no a otra cosa más que gozar el amor a la literatura…
Y en la prisión del vino y el café, surgieron también los primeros desacuerdos y las primeras certezas: estamos por que deseamos estar y eso no va a cambiar… Aunque se acabe el tiempo y los impulsos de la realidad vuelvan a existir. Una realidad que nos obligó a cesar por esa noche nuestra segunda velada… pero aún con la amenaza de volver a ella… (Samuel Arias Pérez)
creo otra vez, la poesía traiciona a la narración... sí, la palabra es la protagonista pero está encarnada y tiene nombres o aspectos... faltaron referentes reales... digo, aunque es un placer otra vez leerte... por otro lado, repliegas a la cebada y la disfrazas de uva... fue chela, no vino... en fin, viva, se acerca el martes!!
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