*Obra de Cecilia Aguado.
Villa Gesell. Argentina
DESPUÉS DE TODO*
Después de las
tormentas
y de todos los granizos,
inclusive después
de creer
que poco o nada
es posible,
ninguna hora,
ningún río,
después de los
entierros o
destierros,
o cuando parece
que el aire
se aquieta o se
cancela,
ahí se abre la flor,
y dice,
como si fuera
el primer día.
*De Eduardo Dalter eduardodalter@yahoo.com.ar
-Cuatro momentos. Ediciones del Nuevo Cántaro.
COMO SI FUERA EL PRIMER DÍA...
Callejón.*
Como ir de un salto
a la mañana
si aún es temprano
...
para cabalgar el quinto sueño
como encenderle anillos
a los ojos
si las manos van limpias
de promesas de palacios
Como decir lo que viene a mí a decir
si el lenguaje permanece inmóvil
como un gatito de porcelana.
a la mañana
si aún es temprano
...
para cabalgar el quinto sueño
como encenderle anillos
a los ojos
si las manos van limpias
de promesas de palacios
Como decir lo que viene a mí a decir
si el lenguaje permanece inmóvil
como un gatito de porcelana.
*De Marcela Lokdos.
La vieja máquina de coser*
Del silencio pensar, las manos escarban herrumbre y antaño.
Ni así, hay manera de recorrer sus historias.
Los vapores del siglo en la casa, aromas de lluvias, nostalgias,
de noviazgos idos, siestas en el volar de tanta mariposa.
Guardapolvos, chalecos, vestidos que punto a punto
en vaivén la aguja paría al hilo sano en la nueva o vieja prenda
que el cuerpo luego altivo exponía.
En casas de obreros,
el color no bastaba para lucir algo nuevo.
No hay silencio que cuente sus historias,
no hay caso.
Esta tan vieja y chescolovaka máquina de coser,
quiere sincrónicamente contarme en su luto
y no hay silencio que hable.
El aceite, hizo destrabar el hilo al comenzar sus cantares.
Clack-clack, . . .clakc quete clack . . .
avanza en un Morse indefinido a tipear en la noche
notas musicales,
hasta que una lágrima del sedal,
dejó una cortina triste en la huella
de la palabra dormida.
Ni así, hay manera de recorrer sus historias.
Los vapores del siglo en la casa, aromas de lluvias, nostalgias,
de noviazgos idos, siestas en el volar de tanta mariposa.
Guardapolvos, chalecos, vestidos que punto a punto
en vaivén la aguja paría al hilo sano en la nueva o vieja prenda
que el cuerpo luego altivo exponía.
En casas de obreros,
el color no bastaba para lucir algo nuevo.
No hay silencio que cuente sus historias,
no hay caso.
Esta tan vieja y chescolovaka máquina de coser,
quiere sincrónicamente contarme en su luto
y no hay silencio que hable.
El aceite, hizo destrabar el hilo al comenzar sus cantares.
Clack-clack, . . .clakc quete clack . . .
avanza en un Morse indefinido a tipear en la noche
notas musicales,
hasta que una lágrima del sedal,
dejó una cortina triste en la huella
de la palabra dormida.
*de Ricardo D. Mastrizzo.
Sin pies ni cabeza*
*De Eduardo Francisco Coiro. inventivasocial@hotmail.com
Es 4 de abril. Fecha del cumpleaños de mi padre.
Lo recuerdo bajo el nogal que él planto hace muchos años. Hoy comienzo a cosechar las nueces que el árbol da todos los años durante los días cercanos a su cumpleaños.
Me parece escuchar su voz cuando decía a quien quisiera oírlo:
Lo recuerdo bajo el nogal que él planto hace muchos años. Hoy comienzo a cosechar las nueces que el árbol da todos los años durante los días cercanos a su cumpleaños.
Me parece escuchar su voz cuando decía a quien quisiera oírlo:
"Hombre avisado, medio salvado".
Sin embargo tengo la certeza de haber desoído advertencias una y otra vez durante mi vida.
Sin embargo tengo la certeza de haber desoído advertencias una y otra vez durante mi vida.
*
El que no tiene cabeza tiene pies -decía mi abuela materna.
El que no tiene cabeza tiene pies -decía mi abuela materna.
Fue con la fractura de tobillo cuando me di cuenta que antes no tenía cabeza para pensar mis cuestiones y que -por largos meses- tampoco tendría pies para andar.
Sin ninguna ocurrencia razonable para mejorar las cosas intentaba leer.
Sin ninguna ocurrencia razonable para mejorar las cosas intentaba leer.
Había tenido el libro de Felisberto Hernández en un estante durante 30 ó más años.
Al comenzar la lectura de Las Hortensias -que tiene prólogo de Julio Cortázar- sentí agotamiento.
Al comenzar la lectura de Las Hortensias -que tiene prólogo de Julio Cortázar- sentí agotamiento.
El cuento era demasiado terrible para mi situación de fragilidad física y anímica.
Quise distraerme con la televisión, pero me parece que el resultado fue peor aun.
Puse el canal Crónica TV. Era la hora del programa de Anabela Ascar: "Hechos y protagonistas" no estaban ni el "Hombre hormiga" ni un cantante de baladas perdido en el túnel del tiempo.
Ese día llevaba a su programa a un imitador de López Rega.
Había colocado un ataúd en una larga mesa armada con caballetes. Luego presentó a una mujer que a su vez imitaba a Isabel Martínez. (Era idéntica con el pelo tirado hacia atrás y elevado en un frontón).
El falso López Rega hizo que la falsa Isabel se acueste sobre la mesa para hacer su representación. La cabeza estaba tocando a la cabeza oculta en el ataúd. Se apagan las luces. Un par de reflectores iluminaban el rostro de la Isabelita.
El falso brujo hizo maniobras con sus manos en el aire. Hablaba con un lenguaje que nadie podría traducir.
Anabela puso la cara de Anabela, con mueca de incredulidad incluida.
Quise distraerme con la televisión, pero me parece que el resultado fue peor aun.
Puse el canal Crónica TV. Era la hora del programa de Anabela Ascar: "Hechos y protagonistas" no estaban ni el "Hombre hormiga" ni un cantante de baladas perdido en el túnel del tiempo.
Ese día llevaba a su programa a un imitador de López Rega.
Había colocado un ataúd en una larga mesa armada con caballetes. Luego presentó a una mujer que a su vez imitaba a Isabel Martínez. (Era idéntica con el pelo tirado hacia atrás y elevado en un frontón).
El falso López Rega hizo que la falsa Isabel se acueste sobre la mesa para hacer su representación. La cabeza estaba tocando a la cabeza oculta en el ataúd. Se apagan las luces. Un par de reflectores iluminaban el rostro de la Isabelita.
El falso brujo hizo maniobras con sus manos en el aire. Hablaba con un lenguaje que nadie podría traducir.
Anabela puso la cara de Anabela, con mueca de incredulidad incluida.
López Rega dijo que había logrado trasferir a su Isabel el alma de Evita.
Anabela le pidío al falso Lopecito que abra el ataúd, este ensayó una fingida resistencia pero enseguida la cámara mostro una muñeca de tamaño humano con el rostro de lejanamente parecido a la Evita de la foto que luce esa sonrisa enorme y su pelo atado con rodete.
Me sobresalté. Son rostros de Hortensias. -Pensé.
Iluminación o delirio bien propio, pude ver que López Rega era un digno protagonista del cuento de Felisberto cuando detrás de un cortinado le soplaba palabras que la Isabel - Hortensia debía decir al aire en sus discursos televisados.
Me extraño un poco que la imagen de Crónica TV fuese en blanco y negro.
Anabela le pidío al falso Lopecito que abra el ataúd, este ensayó una fingida resistencia pero enseguida la cámara mostro una muñeca de tamaño humano con el rostro de lejanamente parecido a la Evita de la foto que luce esa sonrisa enorme y su pelo atado con rodete.
Me sobresalté. Son rostros de Hortensias. -Pensé.
Iluminación o delirio bien propio, pude ver que López Rega era un digno protagonista del cuento de Felisberto cuando detrás de un cortinado le soplaba palabras que la Isabel - Hortensia debía decir al aire en sus discursos televisados.
Me extraño un poco que la imagen de Crónica TV fuese en blanco y negro.
Recordé mi mano sujetando el crayón rojo -era madrugada y la neblina no dejaba ver demasiado- cuando escribí sobre un paredón blanco "Isabel títere fascista".
*
Deje pasar varios días e intente con otro cuento, pero la primera frase también me llevo lejos: "Úrsula era callada como una vaca"
Esto me impulso a leer el folleto que me había traído el tío Lito desde un establecimiento rural. Se lo dieron en uno de sus paseos en tren para derrotar la soledad de los domingos (cuando no haya lluvia que lo detenga en su casa).
Establecimiento "Las Hortensias"
Huerta orgánica. Granja ecológica. Espacio de reflexión.
Estación Hortensia. Provincia de Buenos Aires. Argentina
Somos un espacio ecléctico que reúne en un ambiente rural:
Una huerta orgánica. Una granja modelo. Un hostal para visitantes con actividades al aire libre y ciclos de intercambio. Un espacio natural donde se programan encuentros para la reflexión de las cuestiones humanas. En su programa 2011 las reuniones se orientaran al pensamiento sobre la histeria. En una época donde lo lábil domina los afectos.
Huerta orgánica. Granja ecológica. Espacio de reflexión.
Estación Hortensia. Provincia de Buenos Aires. Argentina
Somos un espacio ecléctico que reúne en un ambiente rural:
Una huerta orgánica. Una granja modelo. Un hostal para visitantes con actividades al aire libre y ciclos de intercambio. Un espacio natural donde se programan encuentros para la reflexión de las cuestiones humanas. En su programa 2011 las reuniones se orientaran al pensamiento sobre la histeria. En una época donde lo lábil domina los afectos.
-Que bien me vendrían uno días de recreación y pensamiento, bien lejos de mis problemas.
-Me dije con una sonrisa, antes de seguir leyendo:
-Me dije con una sonrisa, antes de seguir leyendo:
Elegimos la producción ecológica para cultivar vegetales, frutas y aromáticas. Con métodos de “agricultura orgánica” mantenemos la fertilidad del suelo y su diversidad biológica. No utilizamos sustancias artificiales, químicos, pesticidas o elementos contaminantes.
En nuestros eventos no se permite la utilización de celulares ni existe la contaminación generada por televisores (....)
En nuestros eventos no se permite la utilización de celulares ni existe la contaminación generada por televisores (....)
*
Entonces pude verme con Eleonora leyendo en fotocopia un texto de Pitirim Sorokin, nos reímos como niños con el nombre y apellido del intelectual ruso. Eleonora dejo su legado en mi memoria con una advertencia dicha como al pasar en una única frase. "vos sos pasto para la histéricas".En el momento me pareció una rareza surgida de una desconocida con la que no tendría otra relación que la de estudiar una materia para la facultad.
Pero, con el tiempo esas palabras fueron madurando y creciendo, ganando espacio como una verdad revelada tardíamente.
Años después intente ubicarla. Tenía el teléfono de la casa de sus padres y ellos me contaron que al tiempo de recibirse dejo de militar en el Partido Obrero y abrazo una causa distinta: decidió quedarse a vivir en Tailandia trabajando en un programa que intenta preservar y rescatar a los orangutanes de la brutalidad de la sociedad. Podría haber intentado pedir una dirección postal para escribirle, pero enseguida desistí, supuse que no solo no recordaría su frase genial ni a quien estaba destinada sino que mi actitud de comunicarme con el objetivo de preguntar sobre esto seria francamente ridícula.
Pensé en los espejos a los que teme el protagonista de las Hortensias. En espejo del tiempo que se refleja en uno y en cada cual. En el espejo de los otros pueden dar -hasta involuntariamente- al patetismo propio.
Pero, con el tiempo esas palabras fueron madurando y creciendo, ganando espacio como una verdad revelada tardíamente.
Años después intente ubicarla. Tenía el teléfono de la casa de sus padres y ellos me contaron que al tiempo de recibirse dejo de militar en el Partido Obrero y abrazo una causa distinta: decidió quedarse a vivir en Tailandia trabajando en un programa que intenta preservar y rescatar a los orangutanes de la brutalidad de la sociedad. Podría haber intentado pedir una dirección postal para escribirle, pero enseguida desistí, supuse que no solo no recordaría su frase genial ni a quien estaba destinada sino que mi actitud de comunicarme con el objetivo de preguntar sobre esto seria francamente ridícula.
Pensé en los espejos a los que teme el protagonista de las Hortensias. En espejo del tiempo que se refleja en uno y en cada cual. En el espejo de los otros pueden dar -hasta involuntariamente- al patetismo propio.
*
Estación Hortensia. 315 Km. de Puente Alsina.
Estación Hortensia. 315 Km. de Puente Alsina.
Vuelvo una y otra vez a intentar sin éxito concluir la lectura de "Las Hortensias".
Sigo siendo una persona que busca su lugar en el mundo; que necesita escribir pero debe vencer en cada palabra la inmovilidad. La parálisis de la angustia.
Sigo siendo una persona que busca su lugar en el mundo; que necesita escribir pero debe vencer en cada palabra la inmovilidad. La parálisis de la angustia.
Sin encontrar las respuestas que necesito, al menos me distraigo unos días en este club de campo que brinda a quien lo necesite un buen "pastoreo" reflexivo sobre el tema de la histeria.
Acertijo*
Parte la luz en su ir y venir repetido,
con esa insistencia de los que no llevan prisa,
como si supiera que en los atajos
con esa insistencia de los que no llevan prisa,
como si supiera que en los atajos
...
detrás del ruido
hay la lluvia de espuelas.
hay la lluvia de espuelas.
Es por la noche
cuando los rostros se pierden entre los andamios,
tal vez, porque los nombres
descansan debajo de los pàrpados
o quizàs, porque las almas se agitan lejos,
màs allà de los techos.
Lo cierto es que he vagado por la penumbra
con mis ojos de lupa,
he presentido el poema de las sillas
que habla de las sombras
de los que se esconden.
He soportado el dolor de las puertas
al chillar por las bienvenidas postergadas,
y he descifrado que no hay dilema
que no tenga una llave
De cualquier modo,
siempre he sido
la amante de los candados.
cuando los rostros se pierden entre los andamios,
tal vez, porque los nombres
descansan debajo de los pàrpados
o quizàs, porque las almas se agitan lejos,
màs allà de los techos.
Lo cierto es que he vagado por la penumbra
con mis ojos de lupa,
he presentido el poema de las sillas
que habla de las sombras
de los que se esconden.
He soportado el dolor de las puertas
al chillar por las bienvenidas postergadas,
y he descifrado que no hay dilema
que no tenga una llave
De cualquier modo,
siempre he sido
la amante de los candados.
*De Marcela Lokdos.
UNA OBRA DE TEATRO EN SATURNO*
A Alberto Chein.
*Por Urbano Powell. urbanopowell@yahoo.com.ar
Allí voy. Dormido y soñante con esos sueños habituales que últimamente se parecen tanto a mis desencuentros con lo real. Me desperté cuando la hermosa azafata pelirroja decía Une Station Saturne, Station Saturn, Stationieren sie Saturn y en algún idioma más que llegábamos en 10 minutos a la estación.
Me había dormido siguiendo sus desplazamientos de ida y vuelta por el pasillo. Su presencia fue como un hada que me llevó a aceptar el sueño y casi con seguridad la repetición de alguna pesadilla para luego despertarse con la sensación de que se parece demasiado a mi vida en el presente. Como dijo alguna vez Rosa Montero: En algún momento del viaje este se convierte en una pesadilla. Es tan evidente -y cierta- la metáfora de viaje con la vida misma.
Antes de tomar el tren hacia Carhue, pensé en la cantidad de años que necesitaría vivir para lograr la felicidad si los pasos los sigo dando por el camino mas largo, cuesta arriba y mas lento que una tortuga.
Me reí solo: no menos de 150 años y con buena salud para darme cuenta de los logros.
En eso estaba. En retomar mis pensamientos calamitosos de antes de subir al tren y en la azafata que tenia un aire a una pelirroja nacida en Carhue a la que conocí en el trabajo ( Como la deseaba 20 años atrás cuando la veía llegar a mi oficina para firmar papeles de rutina).
Hasta que vi a Julián Fernández parado en el pasillo, haciendo payasadas como siempre entre un grupo grande mujeres y hombres que era bullicioso y jodón como una estudiantina pero grandes de edad: 40 años promedio dije con mi ojo de entrevistador. Julián repartía algo casi invisible entre sus dedos
a cada uno de sus compañeros que se levantaba con bolsos. No pude resistir la tentación y me levante a saludarlo.
Con sus anteojos culo de botella, idéntico antes del tiempo pero con canas, el me hablo a los gritos antes que yo llegara a su lado:
Urbano, amigooo¡¡¡¡
Julián, nuncaaa centeya, conteste yo con un código propio de aquella época en que trabajábamos juntos.
Urbano, fue mi jefe en la constructora, dijo a los gritos para que todos se enteraran de quien era yo.
Enseguida recordé la imagen de pelearme con el gerente de área, casi llegar a las trompadas y renunciar.
Pero con Julián seguimos siendo amigos después de esa partida borrascosa. Al tiempo el también se fue y se dedico a la docencia y al teatro.
Me dijo lo mismo que acababa de descubrir: viajaba con su grupo de teatro y bajaban en Saturno para dar dos funciones seguidas el sábado y el domingo.
Venite Powell, la primera función es en un par de horas, después tomas el tren siguiente y seguís viaje.
No resistí demasiado, le pregunte a la azafata si podía descender y seguir viaje con el mismo pasaje y me dijo que si, que era una política del ferrocarril que la gente pudiera descender en cualquier estación darse una vuelta, conocer y volver a subir a otro tren siempre y cuando sea del mismo día en que se inicio el viaje. No solo es bella, sino además dulce dije, y me entere por el cartel que se llama Analía. El amigo casi no me da tiempo de volver al asiento y llevarme mi pequeño bolso que llevo colgado del
hombro. Al bajar había una recepción oficial con banda de música y discursos. Solo alcanzamos a decirnos con Julián que los hijos están bien y creciendo cuando nos vimos inmersos en apretones de manos, presentaciones y palabras de bienvenida. Sólo retuve dos nombres, el de Hércules el jefe de
estación y el del Ingeniero Orlando Williams delegado municipal en la comuna de Saturno -dependen de Guaminí-.
Me distraje, vi una publicidad que colgaba de un tirante bajo el andén que me causo gracia:
¿Dolor de cabeza?
Venga del aire o del sol
Del vino o de la cerveza.
Cualquier dolor de cabeza
se corta con un geniol.
30 centavos.
-Este pueblo atrasa por lo menos 50 años, pensé y me reí bastante.
Ahora hablaba el ingeniero Williams, era un discurso de un anciano enérgico -70 a 75 años a mi cálculo-
Hablaba del ferrocarril con un orgullo y una pasión inaudita, como lo haría cada uno de los ferroviarios que no conoció la tragedia de los noventa. Ahí mire a mi alrededor y en el público del pueblo solo vi ancianos. El grupo de Teatro de Julián y yo éramos los mas jóvenes. En el público había un intervalo de 65 a 80 años, ni mucho más ni menos.
-¿Este es un pueblo de jubilados? -le dije a Julián.
-Algo así, después te cuento bien camino al teatro. -me contesto con tono enigmático.
No nos dejaron ir de la estación hasta que sirvieron una picada con salamines y quesos y se hizo un brindis con vino tinto.
Logramos salir. Le dije a Julián de salir e ir caminando en escalera para conocer el pueblo y hablar algo.
-Dale, -me dijo, el teatro de la sociedad italiana queda a cuatro cuadras pero caminamos unas cuadras más, no te entusiasmes en ver demasiado, el pueblo tiene 10 manzanas por 10 de este lado de la vía y otro tanto del otro lado. Casi enfrente de la estación se observa un edificio imponente al que
se le están haciendo refacciones.
-Es la universidad...
El cartel que leo en el frente no deja lugar a dudas:
"Universidad del viento de Saturno" y abajo una leyenda en francés, alemán e inglés.
-UN DIEU LES ALLAITE(ÉLÈVE) ET LE VENT LES ENTASSE
-GOD RAISES THEM AND THE WIND ACCUMULATES THEM
-GOTT DIE ZUCHT UND DER WIND BELÄDT SIE.
-Que quiere decir?
-Debe referirse a que es una universidad abierta donde puede estudiar quien quiera sin requisitos de estudios cursados ni limite de edad. -dijo Julián
-Ajá, digo, pero no dejo de ver muy raro a este lugar y recién hemos caminado algunos metros.
-Bueno, ahora explícame porque este pueblo no tiene niños en las calles y toda la gente que veo es anciana...
Lo voy a intentar dice Julián y toma aire como si la cuestión fuese compleja y difícil de entender para una persona común y corriente como yo.
-Viste al Ingeniero Williams?
-Si, un anciano de una energía y convicción envidiable.
-Pues él es el autor de la ley de ferrocarriles agrícolas y económicos de la provincia.
-Me estás jodiendo.
-No, es el mismo.
¿Pero cuantos años tiene?
-El 29 de agosto cumplió 136 años.
-No puede ser. Ese hombre no tiene 80 años.
-Oíste hablar de Vilcabamba en Ecuador?
-Si, una zona de las pocas que hay en el mundo dónde la gente vive más de 100 años.
-Bueno, en Saturno la gente no envejece.
-Pero si son todos viejos¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
-Así llegaron amigo, llegaron viejos y así están: viejos y saludables.
-Sabes cuales son las dos instituciones más importantes del pueblo para las que ofreceremos la obra en un rato?
-Ya no me animo a imaginar nada más. -le dije resignado a que me relaten cualquier suceso extraordinario.
-Un geriátrico y un hospicio psiquiátrico.
-Tiene alguna lógica, la gente no envejece, pero tampoco rejuvenece como Brad Pitt en "El curioso caso de Benjamin Button".
-Exacto.
-Y que obra van a representar. -pregunto adrede para recibir alguna respuesta aceptable para mi racionalidad.
-Una versión muy libre de Saverio el cruel.
Llegamos al cine teatro de la sociedad italiana. El amigo se va a unir al grupo y la obra empieza casi de inmediato, actúan con las mismas ropas con las que llegaron.
Los que organizan son los internos del psiquiátrico. Venden las entradas, lo llevan a uno al asiento numerado. Te dicen algún piropo: -Usted es tan lindo como mi nieto Agustín que vive en la capital.
-No quiero sacar cuentas, tengo 51 años, esa será la edad de su nieto?
Me sientan al lado de un viejito italiano, que enseguida empieza a hablarme, habla en un cocoliche, pero le entiendo que es nacido en un pueblo del Piamonte. Y que puedo llamarlo Don Alberto.
-Y de donde es...? -me pregunta.
-De Lomas de Zamora.
Bello pueblo, bello, yo he visto cantar a Gardel y a Corsini en el teatro Coliseo.
Y de memoria recita:Miro al passato, a i nostri bei vent'anni,
Quando, venendo a te, l'anima allegra,
Vergine ancor a tanti disinganni,
Per i sogni piú belli popolata,
Cercando un ragazza per un valzer
Trovammo quí la sposa
Madre dei nostri figli insuperata...(Me dice que olvido al autor, que la poesía era más larga...)
-Pero usted era muy pequeño en aquella época, me atrevía a decir temerariamente.
-No crea, era un joven de más de 20 y muy fuerte, trabajaba de maquinista en el ferrocarril. Ese había ido con mi finada esposa Ornella. Cuando llegamos no había más entradas, la gente se quedo afuera e io también. La gente pedía a Gardel, y Gardel salió al balcón y canto varios temas para los que
se habían quedado afuera.
Empieza la obra, hacemos silencio. Sigo con un desconcierto que no para de crecer, pues no encuentro elementos para desmentir lo que esta ocurriendo.
El amigo es el mantequero de Arlt y toca timbre. Lo esperan un grupo de jóvenes aburridos que quieren divertirse con él. Una anciana -presumo que es una enferma del psiquiátrico- se levanta y comienza a cantar en italiano.
Puede que cante en dialecto pues no se le entiende nada. El amigo la va a buscar y la sube al escenario. Ella canta una y otra vez la canción, que parece una canción infantil.
Sólo entiendo y retengo el estribillo:
¡Io sono Pinocchioooo!
Luego la obra prosigue y es por cierto una versión muy libre, he visto Saverio el cruel alguna vez, pero no podía imaginar al mantequero que no es ungido Coronel, sino Fiscal.
Y es un fiscal que se preocupa por pequeños hechos de corrupción. En el papel del Fiscal, mi amigo se ha puesto una peluca que lo acerca a Lennon y no a un miembro de la justicia. La acusada es una cajera de un supermercado y la acusan de haberse quedado con 25 centavos.
Se para otra paciente e interrumpe:
-No la castigue señor Psiquiatra. Ella no tiene nada que ver. Acá esta la moneda que le faltó.
(Y levanta el brazo y el foco de luz la muestra a ella con su moneda sostenida entre el pulgar y el índice).
-Estaba en el piso del comedor esta mañana y yo la encontré, es inocente¡¡¡, la voy a devolver ahora mismo.
-El amigo reacciona y la va a buscar, a ella y su moneda que prueba la inocencia de la acusada.
la moneda entra en la escena y el juicio se encamina a otro destino.
Me había dormido siguiendo sus desplazamientos de ida y vuelta por el pasillo. Su presencia fue como un hada que me llevó a aceptar el sueño y casi con seguridad la repetición de alguna pesadilla para luego despertarse con la sensación de que se parece demasiado a mi vida en el presente. Como dijo alguna vez Rosa Montero: En algún momento del viaje este se convierte en una pesadilla. Es tan evidente -y cierta- la metáfora de viaje con la vida misma.
Antes de tomar el tren hacia Carhue, pensé en la cantidad de años que necesitaría vivir para lograr la felicidad si los pasos los sigo dando por el camino mas largo, cuesta arriba y mas lento que una tortuga.
Me reí solo: no menos de 150 años y con buena salud para darme cuenta de los logros.
En eso estaba. En retomar mis pensamientos calamitosos de antes de subir al tren y en la azafata que tenia un aire a una pelirroja nacida en Carhue a la que conocí en el trabajo ( Como la deseaba 20 años atrás cuando la veía llegar a mi oficina para firmar papeles de rutina).
Hasta que vi a Julián Fernández parado en el pasillo, haciendo payasadas como siempre entre un grupo grande mujeres y hombres que era bullicioso y jodón como una estudiantina pero grandes de edad: 40 años promedio dije con mi ojo de entrevistador. Julián repartía algo casi invisible entre sus dedos
a cada uno de sus compañeros que se levantaba con bolsos. No pude resistir la tentación y me levante a saludarlo.
Con sus anteojos culo de botella, idéntico antes del tiempo pero con canas, el me hablo a los gritos antes que yo llegara a su lado:
Urbano, amigooo¡¡¡¡
Julián, nuncaaa centeya, conteste yo con un código propio de aquella época en que trabajábamos juntos.
Urbano, fue mi jefe en la constructora, dijo a los gritos para que todos se enteraran de quien era yo.
Enseguida recordé la imagen de pelearme con el gerente de área, casi llegar a las trompadas y renunciar.
Pero con Julián seguimos siendo amigos después de esa partida borrascosa. Al tiempo el también se fue y se dedico a la docencia y al teatro.
Me dijo lo mismo que acababa de descubrir: viajaba con su grupo de teatro y bajaban en Saturno para dar dos funciones seguidas el sábado y el domingo.
Venite Powell, la primera función es en un par de horas, después tomas el tren siguiente y seguís viaje.
No resistí demasiado, le pregunte a la azafata si podía descender y seguir viaje con el mismo pasaje y me dijo que si, que era una política del ferrocarril que la gente pudiera descender en cualquier estación darse una vuelta, conocer y volver a subir a otro tren siempre y cuando sea del mismo día en que se inicio el viaje. No solo es bella, sino además dulce dije, y me entere por el cartel que se llama Analía. El amigo casi no me da tiempo de volver al asiento y llevarme mi pequeño bolso que llevo colgado del
hombro. Al bajar había una recepción oficial con banda de música y discursos. Solo alcanzamos a decirnos con Julián que los hijos están bien y creciendo cuando nos vimos inmersos en apretones de manos, presentaciones y palabras de bienvenida. Sólo retuve dos nombres, el de Hércules el jefe de
estación y el del Ingeniero Orlando Williams delegado municipal en la comuna de Saturno -dependen de Guaminí-.
Me distraje, vi una publicidad que colgaba de un tirante bajo el andén que me causo gracia:
¿Dolor de cabeza?
Venga del aire o del sol
Del vino o de la cerveza.
Cualquier dolor de cabeza
se corta con un geniol.
30 centavos.
-Este pueblo atrasa por lo menos 50 años, pensé y me reí bastante.
Ahora hablaba el ingeniero Williams, era un discurso de un anciano enérgico -70 a 75 años a mi cálculo-
Hablaba del ferrocarril con un orgullo y una pasión inaudita, como lo haría cada uno de los ferroviarios que no conoció la tragedia de los noventa. Ahí mire a mi alrededor y en el público del pueblo solo vi ancianos. El grupo de Teatro de Julián y yo éramos los mas jóvenes. En el público había un intervalo de 65 a 80 años, ni mucho más ni menos.
-¿Este es un pueblo de jubilados? -le dije a Julián.
-Algo así, después te cuento bien camino al teatro. -me contesto con tono enigmático.
No nos dejaron ir de la estación hasta que sirvieron una picada con salamines y quesos y se hizo un brindis con vino tinto.
Logramos salir. Le dije a Julián de salir e ir caminando en escalera para conocer el pueblo y hablar algo.
-Dale, -me dijo, el teatro de la sociedad italiana queda a cuatro cuadras pero caminamos unas cuadras más, no te entusiasmes en ver demasiado, el pueblo tiene 10 manzanas por 10 de este lado de la vía y otro tanto del otro lado. Casi enfrente de la estación se observa un edificio imponente al que
se le están haciendo refacciones.
-Es la universidad...
El cartel que leo en el frente no deja lugar a dudas:
"Universidad del viento de Saturno" y abajo una leyenda en francés, alemán e inglés.
-UN DIEU LES ALLAITE(ÉLÈVE) ET LE VENT LES ENTASSE
-GOD RAISES THEM AND THE WIND ACCUMULATES THEM
-GOTT DIE ZUCHT UND DER WIND BELÄDT SIE.
-Que quiere decir?
-Debe referirse a que es una universidad abierta donde puede estudiar quien quiera sin requisitos de estudios cursados ni limite de edad. -dijo Julián
-Ajá, digo, pero no dejo de ver muy raro a este lugar y recién hemos caminado algunos metros.
-Bueno, ahora explícame porque este pueblo no tiene niños en las calles y toda la gente que veo es anciana...
Lo voy a intentar dice Julián y toma aire como si la cuestión fuese compleja y difícil de entender para una persona común y corriente como yo.
-Viste al Ingeniero Williams?
-Si, un anciano de una energía y convicción envidiable.
-Pues él es el autor de la ley de ferrocarriles agrícolas y económicos de la provincia.
-Me estás jodiendo.
-No, es el mismo.
¿Pero cuantos años tiene?
-El 29 de agosto cumplió 136 años.
-No puede ser. Ese hombre no tiene 80 años.
-Oíste hablar de Vilcabamba en Ecuador?
-Si, una zona de las pocas que hay en el mundo dónde la gente vive más de 100 años.
-Bueno, en Saturno la gente no envejece.
-Pero si son todos viejos¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
-Así llegaron amigo, llegaron viejos y así están: viejos y saludables.
-Sabes cuales son las dos instituciones más importantes del pueblo para las que ofreceremos la obra en un rato?
-Ya no me animo a imaginar nada más. -le dije resignado a que me relaten cualquier suceso extraordinario.
-Un geriátrico y un hospicio psiquiátrico.
-Tiene alguna lógica, la gente no envejece, pero tampoco rejuvenece como Brad Pitt en "El curioso caso de Benjamin Button".
-Exacto.
-Y que obra van a representar. -pregunto adrede para recibir alguna respuesta aceptable para mi racionalidad.
-Una versión muy libre de Saverio el cruel.
Llegamos al cine teatro de la sociedad italiana. El amigo se va a unir al grupo y la obra empieza casi de inmediato, actúan con las mismas ropas con las que llegaron.
Los que organizan son los internos del psiquiátrico. Venden las entradas, lo llevan a uno al asiento numerado. Te dicen algún piropo: -Usted es tan lindo como mi nieto Agustín que vive en la capital.
-No quiero sacar cuentas, tengo 51 años, esa será la edad de su nieto?
Me sientan al lado de un viejito italiano, que enseguida empieza a hablarme, habla en un cocoliche, pero le entiendo que es nacido en un pueblo del Piamonte. Y que puedo llamarlo Don Alberto.
-Y de donde es...? -me pregunta.
-De Lomas de Zamora.
Bello pueblo, bello, yo he visto cantar a Gardel y a Corsini en el teatro Coliseo.
Y de memoria recita:Miro al passato, a i nostri bei vent'anni,
Quando, venendo a te, l'anima allegra,
Vergine ancor a tanti disinganni,
Per i sogni piú belli popolata,
Cercando un ragazza per un valzer
Trovammo quí la sposa
Madre dei nostri figli insuperata...(Me dice que olvido al autor, que la poesía era más larga...)
-Pero usted era muy pequeño en aquella época, me atrevía a decir temerariamente.
-No crea, era un joven de más de 20 y muy fuerte, trabajaba de maquinista en el ferrocarril. Ese había ido con mi finada esposa Ornella. Cuando llegamos no había más entradas, la gente se quedo afuera e io también. La gente pedía a Gardel, y Gardel salió al balcón y canto varios temas para los que
se habían quedado afuera.
Empieza la obra, hacemos silencio. Sigo con un desconcierto que no para de crecer, pues no encuentro elementos para desmentir lo que esta ocurriendo.
El amigo es el mantequero de Arlt y toca timbre. Lo esperan un grupo de jóvenes aburridos que quieren divertirse con él. Una anciana -presumo que es una enferma del psiquiátrico- se levanta y comienza a cantar en italiano.
Puede que cante en dialecto pues no se le entiende nada. El amigo la va a buscar y la sube al escenario. Ella canta una y otra vez la canción, que parece una canción infantil.
Sólo entiendo y retengo el estribillo:
¡Io sono Pinocchioooo!
Luego la obra prosigue y es por cierto una versión muy libre, he visto Saverio el cruel alguna vez, pero no podía imaginar al mantequero que no es ungido Coronel, sino Fiscal.
Y es un fiscal que se preocupa por pequeños hechos de corrupción. En el papel del Fiscal, mi amigo se ha puesto una peluca que lo acerca a Lennon y no a un miembro de la justicia. La acusada es una cajera de un supermercado y la acusan de haberse quedado con 25 centavos.
Se para otra paciente e interrumpe:
-No la castigue señor Psiquiatra. Ella no tiene nada que ver. Acá esta la moneda que le faltó.
(Y levanta el brazo y el foco de luz la muestra a ella con su moneda sostenida entre el pulgar y el índice).
-Estaba en el piso del comedor esta mañana y yo la encontré, es inocente¡¡¡, la voy a devolver ahora mismo.
-El amigo reacciona y la va a buscar, a ella y su moneda que prueba la inocencia de la acusada.
la moneda entra en la escena y el juicio se encamina a otro destino.
***
La obra continua. Esta por finalizar, el mantequero fiscal esta por desencantarse.
Por descubrir la trama del engaño.
Ahí comienza a cantar otro anciano:
¡caprichoso garibaldino trulalaaaa!
No lo puedo creer. Es la canción que mi padre cantaba cuando quería referirse a mi tozudez.
Mientras tanto en el escenario, el amigo y su grupo decidieron que esa canción era el mejor cierre posible para su obra de teatro. Subieron al pequeño anciano y cantaron todos mientras el público aplaudía. Creo que fue demasiado para mí. Me levante sin antes dejar de estrecharle la mano a Don
Alberto. Antes de salir, me detuve en la boletería y deje mi tarjeta para que se la dieran a Julián, escribí rápido en el reverso:
-Amigo, esta experiencia merece un café y varios whiskys, llámame cuando estés de vuelta por Capital, invito yo y sin discusiones. abrazo U. Powell.
Por descubrir la trama del engaño.
Ahí comienza a cantar otro anciano:
¡caprichoso garibaldino trulalaaaa!
No lo puedo creer. Es la canción que mi padre cantaba cuando quería referirse a mi tozudez.
Mientras tanto en el escenario, el amigo y su grupo decidieron que esa canción era el mejor cierre posible para su obra de teatro. Subieron al pequeño anciano y cantaron todos mientras el público aplaudía. Creo que fue demasiado para mí. Me levante sin antes dejar de estrecharle la mano a Don
Alberto. Antes de salir, me detuve en la boletería y deje mi tarjeta para que se la dieran a Julián, escribí rápido en el reverso:
-Amigo, esta experiencia merece un café y varios whiskys, llámame cuando estés de vuelta por Capital, invito yo y sin discusiones. abrazo U. Powell.
En el horario que tengo el tren debe llegar en menos de 10 minutos. Me parece escuchar a lo lejos el ruido de la locomotora y su silbato de vapor.
Increíble este pueblo. -Me digo. Hermosa experiencia. Prometo que volveré y que alguna vez me anotaré para cursar algo en la Universidad del Viento.
Mientras tanto seguiré envejeciendo como cualquier persona.
En el andén esta Hércules, el jefe de estación.
- 85 años verdaderos ni uno más, yo no me quito la edad como la gente del pueblo... -Me dice
Me cuenta que es hijo de franceses y que antes de llegar a Saturno como jefe de estación trabajó en la compañía general, lo dice en francés "Une Compagnie Générale de Chemins en Fer de la Province de Bons Airs" y luego traduce: "Compañía General de Caminos de Hierro de la Provincia de Buenos
Aires".
-Dígame Don Hércules, ¿que quiere decir la leyenda en varios idiomas que hay en el frente de la universidad?
¿Eso?
-Si.
-Dios los cría y el viento los amontona. Ese, es su lema académico.
Calesita*
En un carrusel estoy
Dando vueltas y vueltas
Montada a un caballito de madera
Que sube y baja
Pero tengo que dormir
Y no llega el permiso
Giran las manzanas
Acarameladas con
Prendedores de pochoclos
La presencia de los mayores
Vigilan el andar
Hay una dulce canción
Que flota en el parque
Casi inaudible:
La respiro, la huelo
Pero tengo que dormir
Ya descubrí y estoy alerta
Quiero llevarme la sortija
Arrancarla desprejuiciada
Para saborear "una vuelta más"
Finjo estar distraída
Soy grande para estar
Jugando, ensayando
En apresarla...
Pero tengo que dormir
Y el sueño no viene
Se esparce se suaviza
En el coro de los grillitos
Que se revela más etéreo
Cuando cierro los ojos
Intento adivinar su idioma
Inocentes comunican
No arrugues tu seño
Vencerá sola la Hora
Descansa entre tanto
En los giros de la
Atractiva Calesita.-
Dando vueltas y vueltas
Montada a un caballito de madera
Que sube y baja
Pero tengo que dormir
Y no llega el permiso
Giran las manzanas
Acarameladas con
Prendedores de pochoclos
La presencia de los mayores
Vigilan el andar
Hay una dulce canción
Que flota en el parque
Casi inaudible:
La respiro, la huelo
Pero tengo que dormir
Ya descubrí y estoy alerta
Quiero llevarme la sortija
Arrancarla desprejuiciada
Para saborear "una vuelta más"
Finjo estar distraída
Soy grande para estar
Jugando, ensayando
En apresarla...
Pero tengo que dormir
Y el sueño no viene
Se esparce se suaviza
En el coro de los grillitos
Que se revela más etéreo
Cuando cierro los ojos
Intento adivinar su idioma
Inocentes comunican
No arrugues tu seño
Vencerá sola la Hora
Descansa entre tanto
En los giros de la
Atractiva Calesita.-
*De Azul. azulaki@hotmail.com
-En la "Antología 2005, 50 años de Buena letra", sociedad argentina de escritores/ La Plata
Correo:
Presentación del Cuaderno N° 19, con título:
MADUREZ
de María Amelia Schaller,
Sábado, 15 de Septiembre de 2012
En la fundación Ramseyer Dayer, 25 de Mayo 1735.
Ciudad de Esperanza. Santa Fé.
***
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